Las autopsias realizadas a los tres carabineros asesinados en Cañete revelaron detalles escalofriantes sobre el brutal ataque que sufrieron.
Las víctimas habrían sido abatidas con disparos a la cara y al pecho, sugiriendo una ejecución premeditada, según informes publicados por Radio Biobío.
Los hechos se desencadenaron cuando los carabineros se dirigían a la casa de Carlos Edgardo Antihuen Riquelme para verificar medidas cautelares relacionadas con una causa por infracción a la ley de armas y drogas.
Según el medio, la frecuente presencia policial en el área podría haber sido aprovechada por los atacantes en la planificación del crimen.
El camino hacia el domicilio de Antihuen era complicado y con escasa señal telefónica y de internet, lo que pudo haber sido utilizado para evitar cualquier comunicación de las víctimas.
Cuando los carabineros se trasladaban en dirección al sur, por la ruta principal que une Cañete con Tirúa, se incorporaron por un camino interior; sin embargo, ahí se encontraron con un portón que les impidió continuar en su patrulla, momento en el que fueron emboscados.
En el lugar del ataque, se encontraron casquillos balísticos y restos de sangre.
Como lo aseguró el fiscal nacional Ángel Valencia en conversación con Tolerancia Cero, Las autopsias confirmaron que los policías fueron asesinados con armas de fuego, descartando la posibilidad de haber sido quemados vivos, como se especuló inicialmente.
Carlos Cisterna Navarro resultó con un trauma torácico complejo, Sergio Arévalo Lobo sufrió un politraumatismo por arma de fuego y Misael Vidal Cid sufrió un traumatismo faciocraneo encefálico por proyectil balístico.
Además, durante el ataque, los agresores lograron sustraer los chalecos antibalas, dos subametralladoras Uzi y municiones que portaban los carabineros.